jueves, 27 de octubre de 2011

Nosotras también tenemos cáncer


Nunca pensé que nos veríamos inmersas en esta vorágine que remueve los sentimientos más profundos de cualquier persona: miedo, desesperación, desconfianza, pena y dolor, dolor del alma, a la vez que piensas y no dejas de preguntarte: ¿por qué nos tocó?, pregunta a la que jamás encuentras respuesta. Esto es una ruleta y paró en nosotras. Digo nosotras porque no sólo soy yo sino mis hermanas también,  nuestro premio: UN CÁNCER DE MAMA. Cuando te enteras es la losa más pesada que jamás pueda caer. Luego, a medida que pasa el tiempo vas aprendiendo a levantarla por muy pesada que sea y paso a paso te das cuenta de que debes aprender a vivir simplemente de otra manera y que todo este dolor tiene un precio, el precio de valorar más la VIDA. Aunque sea un tópico dicho y oído por más personas que han pasado por aquí, es una gran verdad, ya nada es lo mismo, ni lo será.

CAMBIO DE TERCIO
Para la familia no hay palabras. Hemos ido a todas las consultas como cual torero con su cuadrilla a realizar su faena, todos a por la misma faena, la nuestra, y la lidiar con el primer toro de mi hermana NATI, grande y bravo que no sabe con quién ha dado. Después, el segundo, mi toro,  más chico que el de ella pero un tanto malo también.  Por último el tercero, de mi hermana SANTOS, más chiquito pero con pinta de malo, así que está el cartel completo. No hay mas entradas ¿ya está bien no? Y ahora… ¿cómo le dices a tus padres y hermano e hijos que están invitados a la primera fila, en barrera?, la mejor visión de todas y al lado del torero,  el banderillero, nuestros maridos sosteniendo nuestros cuerpos temblorosos y diciendo p’alante con dos…. Y así estamos p’alante con dos… poniendo en nuestras cabezas pañuelos de colores por montera que alegren nuestro corazón. Así que puedo decir que después de todo doy gracias a Dios por hacernos partícipes a todos en el cartel de nuestras vidas y por tenerrnos juntos, para llorar y reír, NO SE PUEDE PEDIR MÁS.

Y ahora he de generalizar, pues esto no sería una carta sino un libro, y decir que toda la familia, y amigos habéis respondido muy bien en este cartel, llenando la plaza en cada momento y apoyando cada uno de nuestros pasos con mucho cariño. Desde aquí nuestro gran paseíllo para tirar besos y abrazos y decir que GRACIAS POR VENIR Y ADEMÁS, VENIR SIN LLAMAROS, SIN ENTRADA, POR QUE SI.. OS QUEREMOS!

He sentido la necesidad de escribir estas palabras pues estos últimos meses nuestra segunda casa ha sido el Hospital y lo que nos queda, pues seguimos todavía, y casi he pasado por todos los rincones. Es por ello la necesidad de llevar mis sentimientos y los de mis hermanas y padres al papel y con ello espero transmitir a todas las mujeres que ESTAMOS EN MUY BUENAS MANOS, OS LO ASEGURO, Y POR SUPUESTO QUE NO DEJÉIS DE OBSERVAROS ¡ES MUY IMPORTANTE! Y ANIMO A MIS COMPAÑERAS DE FATIGAS, A LAS PERSONAS QUE ESTAMOS PASANDO POR LO MISMO, PORQUE PODEMOS Y DEBEMOS LUCHAR POR VIVIR.

Por Ana María Cueto Jiménez

viernes, 21 de octubre de 2011

Toñi Montero: "Aprendes a vivir y a valorar lo que de verdad importa"

Como a casi todas la personas a las que le diagnostican un “CÁNCER”, sea de la índole que sea -ya solo la palabra asusta-, a mi el mundo se me cayó de un plumazo. No  sabía cómo dejar de llorar. Nada más salir de la consulta del médico, lloré hasta que ya no me quedaron lágrimas pero, cuando llegué a casa y tuve que decírselo a mis hijos, tenía una serenidad que parecía que me hubieran diagnosticado un resfriado.

En estos  momentos te das cuenta de cuanta gente está para lo que necesites, gente que ni siquiera hablas a menudo con ella. Mi familia se volcó conmigo, y me metí en todo este mundo tan desconocido para las personas que no le queda de cerca.

Yo gracias a Dios, tengo a mis hijos que me pedían por favor que no me viniera abajo. Y mis nietos ya ni os cuento, ellos tiraron de mí con todo su corazón. Yo no podía ver a mis hijos y nietos tristes, así que sacas fuerzas de flaqueza y tiras para adelante. Por ello le doy las gracias. Mi marido también estuvo siempre a mi lado para todo. Él lo pasó todo conmigo.

También tengo que decir que a mí me ayudó bastante hablar, ó más bien escribirme con Ana, una mujer que ya lo había pasado antes y lo había colgado en un foro. Yo le escribí sin saber para qué, pero ella me contestó y me contó su experiencia, que no tenía por qué ser la mía, pero te orienta bastante. Aún seguimos en contacto, no nos conocemos personalmente, pero sabemos que estamos  para lo que surja.

Lo que si aprendí es a vivir el momento, disfrutar de mi gente todo lo que puedo y dar importancia a las cosas que de verdad la tienen. Aprendes a VIVIR.

Solo decir a quién lo necesite, que pida ayuda que hable con la gente con naturalidad, que no hay porqué esconderlo. Que lo acepte como una etapa más de la vida que nos ha tocado vivir, que al hablarlo parece que lo sacas fuera y te das cuenta de cuantas mujeres estamos en las  mismas condiciones y seguimos la lucha.

Bueno no sigo porque este tema me toca tanto que no pararía de hablar de ello.

Besitos para todas las afectadas.  Toñi

martes, 18 de octubre de 2011

Mª Ángeles, 42 años: "la enfermedad me ha convertido en mejor persona"

Hola a todas y todos;

Soy Mª Ángeles, mujer, esposa, hija, hermana, amiga…. de 42 años y hace 2 años fui diagnosticada de cáncer de mama. Es pronto quizás para decir que he superado la enfermedad pero mi familia y yo así lo sentimos y mis revisiones médicas lo van confirmando.

Cuando me diagnosticaron la enfermedad yo me encontraba en un estado emocional, no muy bueno (de todas maneras, no se está preparado para una noticia así). Hacía unos meses que acababa de perder a mi madre por la misma enfermedad. Había perdido a mi madre y pensé que a mí me iba a pasar lo mismo en un periodo corto de tiempo, no veía otra cosa delante de mí. Mi vida se derrumbó frente a una frase: “tienes cáncer de mama”.

Los primeros momentos, días, noches, meses fueron duros; no por el tratamiento -yo ya sabía lo que me iba a ocurrir-, ni porque tenía que dejar aparcada momentáneamente mi vida -de ser una profesional pasaba a ser  una paciente con todo lo que esto implica-; sino por los pensamientos nefastos que pasaban por mi cabeza a cada momento y que me estaban haciendo sufrir más que la enfermedad en sí.

Un día, al estar poniéndome la “quimio”, (yo siempre con lágrimas en los ojos)  la persona sentada a mi lado me dijo que no sufriera que todo estaba en nuestra mente; apenas le entendí ni le escuché. Pero esta simple frase,  y que fortuitamente me ofrecieron  ayuda psicológica, hizo que mi proceso cambiase.

Empecé a sentirme más tranquila; me enseñaron a controlar esos pensamientos tan dañinos y mi vida cambió radicalmente. Me obligué a salir a caminar a diario (cuando la “quimio” me lo permitía), acudía a clases de yoga y relajación, iba a ver jugar al equipo de fútbol de mi hijo lo cual me divertía muchísimo (no me perdí ese año ningún partido); y empecé a darme cuenta de todo lo bueno que tenía a mi alrededor y que hasta ahora no había percibido. No sé si fue todo esto o que el cuerpo se acostumbra, pero los síntomas de la “quimio” disminuyeron bastante. Quizás era no estaba tan pendiente de ellos

La “quimio”, la intervención, la “radio”, todo quedo atrás y ahora me encuentro aquí, estupendamente viviendo el día a día  y con mucha ganas de ayudar a personas que se encuentran en mi misma situación

No es que me alegre de haber tenido la enfermedad pero el haber pasado por esta situación me ha permitido conocer personas fuertes, buenas y luchadoras, situaciones inimaginables….; y todo esto creo que me ha convertido en mejor persona enseñándome a valorar todo lo bueno que tengo y a disfrutar de cada día que amanece porque sé que puedo aportar algo al mundo en el que vivo; en definitiva soy más feliz.

No me puedo olvidar de TODOS los profesionales que me atendieron, ni de las personas luchadoras que he encontrado por el camino  que me ofrecían una palabra de ánimo cada día, ni de los que a diario estuvieron conmigo.

Sea este testimonio un recuerdo para ellos, para las que se fueron, un aliento para las que están ahora y un mensaje esperanzador para el futuro de la enfermedad.

“El amor y la gratitud pueden disolver cualquier enfermedad”. El secreto de Rhonda Byrne

Por Mª Ángeles